Creando al Padre Modelo
- June 19, 2020
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- Winston Samuel Ojeda
Por: *Winston Samuel Ojeda. Blog:Creando al Padre Modelo.
Autor del libro: “¡Claro que Sí se Puede!”
Con motivo del “Día del Padre”, me permito compartir esta bonita historia que hace algunos años me entrego una de las asistentes a mis cursos y de la que solo recuerdo la llamaban, “Chayito”. Ignoro su procedencia o su autor, pero lo reproduzco con el afán de transmitir su bonito mensaje.
En el taller mas extraño y sublime conocido, se reunieron los grandes arquitectos del universo, los afamados escultores y los mejores obreros celestiales que debían fabricar al padre perfecto.
– Debe ser fuerte-… comentó uno.
– También debe ser dulce-… comentó otro de los expertos.
– Debe tener firmeza y mansedumbre, tiene que saber dar buenos consejos y tener fuerza de voluntad y momentos tiernos en un solo cuerpo-.
– Es fácil-… contestó uno de los arquitectos… -Solo tenemos que crear un hombre con la resistencia del acero y que tenga corazón de caramelo”.
Todos rieron ante la ocurrencia, cuando se escuchó una voz.
Era “El Maestro”; dueño del taller, -Veo que al fin comienzan-… comentó sonriendo.
– No es fácil la tarea, es verdad, pero no es imposible si ponen interés y amor en ello-, comentó.
Y tomando en sus manos un pedazo de barro comenzó a darle forma.
– ¿barro? -… preguntó sorprendido uno de los ingenieros.
– -Pensé que lo fabricaríamos de mármol, de marfil, o de hierro-.
– Este material es necesario para que sea humilde-, contestó “El Maestro”.
Y extendiendo sus manos hacia el firmamento, tomó polvo de estrellas y se lo añadió a la argamasa.
-Esto es para que en las pruebas mas difíciles brille y se mantenga incólume-.
Mientras le iba dando forma, iba agregando a todo aquello, amor, sabiduría, entereza, creatividad, sonrisas, cosquillas, canciones y una gran cantidad de virtudes. Luego, sopló de su aliento y el ente cobró vida, pero… algo faltaba… pues en su pecho quedaba un hueco.
– ¿Y qué pondrás ahí? – preguntó uno de los escultores.
Súbitamente, abrió su propio pecho y ante los ojos asombrados de aquellos arquitectos, sacó su corazón, le arrancó un pedazo y lo puso en el centro de aquel hueco.
Pequeñas lágrimas aparecieron en sus ojos, mientras devolvía a su lugar su corazón.
– ¿Por qué hiciste semejante cosa? -, le interrogó un ángel obrero.
El Maestro” le contestó: – Esto hará que me busque en momentos de angustia, que sea justo y recto, que perdone y corrija con paciencia y sobre todo que esté dispuesto aún al sacrificio por sus hijos y que dirija a su familia con su ejemplo, porque al final de su largo camino, cuando haya terminado su tarea de padre allá en la tierra… regresará hasta mí.
Y satisfecho por su buena labor, le daré un lugar aquí; en mi reino.
Le extenderé mi mano, descansará en mi pecho y tendrá vida eterna, pues yo también soy padre y por él; por su bien; para otorgarle vida; me arranqué del corazón un pedazo de amor y lo puse en su pecho, para darle compasión; para mostrarle que, aunque es duro ser padre; cuando extiendes tus brazos y perdonas; la recompensa es vida, gozo y amor eterno.
Dicho esto, los obreros celestiales, seleccionaron un vientre materno y colocaron en él, a aquel que había sido creado, para resistir las mas duras pruebas, ser un ejemplo de amor, paciencia, sabiduría y capacidad de perdonar, todo con la finalidad de continuar con la obra del “Maestro”.
Los ayudantes celestiales se miraron entre si, y sonrieron satisfechos.
¡Claro que si se puede!
*Winston Samuel Ojeda es mexicano de nacimiento y tiene más de 30 años de experiencia impartiendo conferencias y seminarios de superación personal. Su oratoria impactante y amena, abarca temas que se relacionan con el crecimiento personal, el liderazgo, la familia y el network marketing.