fbpx

La Maravillosa Química de Pensar en Grande

Por: *Winston Samuel Ojeda

Autor del libro: “¡Claro que Sí se Puede!

Hay algo mágico en el ambiente cuando un individuo se comporta con la seguridad de que logrará lo que se propone. Desde el principio de los tiempos siempre ha existido en la mente del ser humano el reto de escalar montañas, o el tratar de encontrar el camino para alcanzar horizontes que en un principio parecían muy distantes.

En nuestros días, somos testigos del increíble avance de la tecnología y nos sorprendemos con los nuevos inventos, que se desarrollan para beneplácito de la humanidad, sin embargo, a veces no nos detenemos a meditar un poco acerca de la manera en que nació ese nuevo invento.

Bueno, pues cada nueva herramienta o dispositivo que usas hoy, tuvo como laboratorio, la mente de un individuo, que no hizo caso de los argumentos negativos y no se detuvo ante los fracasos que se presentaron en el camino antes de lograr el éxito con su idea.

Si Edison hubiera desistido en su empeño por inventar la bombilla eléctrica, hoy tendrías que ver la televisión sin luz.  Bueno, esto desde luego es solo una broma, pero es para que te pongas a meditar en todos los beneficios de los que disfrutas hoy en día y en los cuales normalmente no te pones a pensar. Sabes, que, si pulsas un botón, te puedes trasladar hasta el rincón mas apartado del planeta, entrar –virtualmente- a un estadio y ver tu deporte o tu concierto preferido.  

Por otro lado, con frecuencia escuchamos sentencias como “eso es imposible” o “eso no se puede” o “no creo que lo logren”, que normalmente son expresadas por personas que hacen que su vocabulario sea en sí, la fuente de una serie de situaciones negativas, que se concretan en problemas durante su vida diaria.

En contraposición, hay personas que vislumbran, imaginan y visualizan la manera de lograr que un reto, se convierta de un problema a resolver, en una solución segura. Sin embargo, aunque esto ya de inicio significa un gran paso, -por lo positivo del modo de pensar-, todavía no representa garantía de éxito, ya que se requiere algo adicional.

Ese algo adicional, tiene que ver con la grandeza de tus pensamientos; con la envergadura de tus metas; con el tamaño de tus sueños. La diferencia entre lo que se logra puede ser abismal y para ello voy a compartir un ejemplo contigo, solo que basado no en grandes descubrimientos, sino en la cotidianidad de lo que se da en llamar la rutina diaria, es decir situaciones de trabajo comunes y corrientes.

Vamos a pensar en un par de ejecutivos que disponen de los mismos medios para lograr sus objetivos. Uno de ellos, -al que llamaremos Miguel-, se distingue por ser casi infalible en alcanzar las metas que se propone. Meta que Miguel se propone, meta que consigue en un 100%. Prueba de ello, es que lleva diez meses poniéndose 50,000 como meta en sus ingresos y diez meses consecutivos que lo logra.

Roberto, que es su compañero de trabajo, no tiene la misma suerte en sus aproximaciones, ya que normalmente se queda corto. Por ejemplo, el mes pasado, alcanzó un 78% de su meta y así ha sido casi siempre por lo regular. A primera vista, los dos son admirables, sin embargo, cuando vemos los cheques de comisiones, nos percatamos que Roberto gana más que Miguel.

¿Cómo es que sucede eso? –te preguntarás-. Pues bien, la diferencia estriba en que Roberto se pone de meta una cantidad mayor. De hecho, el mes pasado se propuso ganar 100,000 y solo logró llevar a su cuenta bancaria 78,000. ¡Ah, pero eso es más que lo que gana Miguel! Bueno precisamente la diferencia estriba en que Roberto siempre piensa en grande.

Tu mente es la fuente de todos tus pensamientos y cada uno de estos pensamientos, le da forma a tu realidad. De manera es que es verdaderamente importante, que trates de visualizarte alcanzando metas mas ambiciosas, que te veas triunfando, pero con expectativas mas amplias y no te circunscribas a lo que ya sabes que puedes lograr.

Sabemos que los hombres de ciencia, cada vez logran cosas más sorprendentes, tal es el caso -por ejemplo- del descubrimiento del código genético del ADN, o las maravillosas fotos de Marte tomadas desde un dispositivo que se traslada por el espacio y está hecho por seres humanos o las computadoras, que cada vez son más veloces, tienen más memoria y son cada vez más pequeñas, y así podríamos seguir enumerando toda una gama de grandes y pequeñas maravillas, que están diseñadas para nuestro bienestar o para cultivar nuestro intelecto.

Sin embargo, a ti, no te estamos pidiendo que te integres a ese tipo de tareas, solo te estamos invitando a que, en tu mundo individual, trates de alcanzar metas más grandes, que ocupes tu tiempo libre en solidificar las bases de tu futuro, aprendiendo a lograr siempre un poquito más, y con esto no sólo me refiero solamente a la parte económica, sino a la parte espiritual, física o cualquier otra en la que te propongas participar.

De hecho, el trabajo que desempeñas y que prácticamente todo ser humano, realiza para llevar el sustento a su hogar, es un campo ideal para intentar cristalizar nuevas metas. Sólo tienes que aprender a confiar en ti mismo y visualizarte, como si ya hubieras logrado tu propósito. No me cansaré de repetirte, que aquello que pienses, se convertirá en tu realidad. Y de seguro quieres y mereces una mejor realidad que la que tienes ahora.

Así, que no hagas caso si te critican por pensar en grande, que todos los grandes hombres, en cualquier actividad del quehacer humano, han sido duramente criticados en el proceso de concretar sus sueños. Sólo camina hacia delante, déjate llevar por tus pensamientos más grandiosos y sobre todo no tardes en empezar a darle forma a esas ideas que te llegan como por inspiración divina.

Parafraseando al gran pensador Norman Vincent Peale: “Deja que tu corazón vaya por delante, que el resto de tu cuerpo lo seguirá a donde quiera que vaya”.

Recuerda que no fuiste creado para ser mediocre, sino que fuiste creado para alcanzar grandes alturas, de tal manera que lo único que falta es que lo creas tú. Piensa en grande, visualízate en grande, actúa en grande y la maravillosa química de tu mente se encargará del resto.

*Winston Samuel Ojeda es mexicano de nacimiento y tiene más de 30 años de experiencia impartiendo conferencias y seminarios de superación personal. Su oratoria impactante y amena, abarca temas que se relacionan con el crecimiento personal, el liderazgo, la familia y el network marketing.

Envía tus comentarios a: hola@claroquesisepuede.com

El Dinero no es la Meta Final

Por: *Winston Samuel Ojeda. Blog: El Dinero no es la Meta Final.

Autor del libro: “¡Claro que Sí se Puede!”

No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo: Alejandro Dumas

Casi siempre que imparto un curso, incluyo sesiones en el programa para que los asistentes den su opinión acerca de las cosas importantes en su vida. Por lo general el dinero parece ser una parte muy importante para la mayoría de la gente, no importa el nivel económico al que pertenezca. Si es rico, desea más riqueza, si es pobre, por supuesto que desea tener más dinero.

Algunos establecen sus metas, poniendo una cifra con muchos ceros -por ejemplo 25 millones- para disfrutar de los beneficios del banco, otros escriben que quieren tener ingresos mensuales de varios miles de dólares, otros aspiran a encontrar a un tío rico que los herede y muchos otros sueñan con sacarse la lotería, mientras que otros más establecen que serian más felices si tuvieran “independencia financiera”.

Cualesquiera que sean tus deseos en relación con el dinero, te quiero aclarar que el dinero no es la meta final. Lo que realmente deseas, es lo que el dinero compra. Es decir, una residencia lujosa, un auto deportivo, un viaje a un lugar paradisíaco, ropa de diseñador o inclusive fama, poder y reconocimiento.

Después de muchos años de experiencia, he llegado a la conclusión de que es mejor visualizar el objetivo final, que el dinero que se requiere para adquirirlo.

Primero que nada, es mucho mas sencillo y mucho mas emocionante, “verse” en una exclusiva playa de Acapulco, tomando el sol, con un yate a nuestra disposición, disfrutando de un pescado a las brasas, con un coco en la mano, atendido como rey y en la mejor compañía, que pensando en los fajos de billetes que se requieren para pagar los servicios.

En segundo lugar, usualmente un resultado se manifiesta de muchas diferentes maneras y frecuentemente ganar el dinero necesario para comprar esas vacaciones, no es el único camino para disfrutarlas.

En otras palabras, lo que necesitas antes que otra cosa, es dejar atrás tu mentalidad de pobreza y cambiar tu modo de pensar, es decir tener una mentalidad de abundancia.

La mayoría de nosotros crecemos con la mentalidad equivocada – la mentalidad de la pobreza. Nuestros padres -con mucha frecuencia- nos condicionan con la consabida frase de que no hay bastante – ¿crees que el dinero se da en árboles?- y que durante nuestra existencia tendremos que competir, luchar y sudar para conseguir lo que necesitamos y deseamos. Luego nos pasamos la vida con un hambre que creemos que nunca puede ser satisfecha.

La vida es como un gran banquete, pero si no estamos preparados para tomar lo que por derecho nos pertenece, podemos caer en la mediocridad, producto de haber mantenido en nuestra mente un sentido de inseguridad que nos hace temer en nuestra mente y que posteriormente se refleja en nuestra triste realidad.

La lección consiste en mantener nuestra mente llena con pensamientos de abundancia, de oportunidades, de riqueza, de bienestar, porque no importa que tanta riqueza podamos acumular, si sentimos temor y estamos preocupados constantemente, con un sentido de pérdida, en realidad no estamos gozando de la vida, ni conocemos el verdadero significado de la tranquilidad.

Para aclarar todo lo anterior, lo primero que tienes que hacer es revisar, cuál es tu concepto del dinero y de qué manera te relacionas con él.  Porque constantemente escucho que las personas que no lo tienen, se justifican diciendo que el dinero corrompe y es sucio y que por eso es mejor no tenerlo. Y lo dicen en voz alta, pero por dentro su corazón se desgarra, pidiendo a gritos tenerlo en su cuenta bancaria.

Realmente el dinero, ni es bueno, ni es malo, simplemente es un instrumento que nos permite adquirir lo que queremos. Sin embargo, si consciente o inconscientemente, crees que el dinero es sucio, lo que consigues es no poseerlo, porque mentalmente, ya te has librado de él.

Así que, para cambiar ese sentido equivocado en relación con el dinero, lo que tienes que hacer es una especie de ritual que te permita cambiar tu status mental. Cada vez que recibas un pago, ya sea en efectivo, cheque o en especie, da gracias dentro de ti o en voz alta, repitiendo las palabras siguientes:

“Doy gracias a la Mente Maestra, por hacer que este dinero haya venido a mí, bendigo al que me lo dio y deseo de todo corazón, que le sea multiplicado por mil”. Al mismo tiempo, cada vez que pagues un producto o servicio, repite:

“Que este dinero que pago regrese a mi multiplicado por mil. Hecho está”.

Es verdaderamente importante, que las palabras del ritual contengan un sentimiento de seguridad interior, es decir que “sientas” la abundancia en cada una de tales acciones, porque desde luego que entre más practiques este ritual y entre más lo sientas en el fondo de tu corazón, mejores resultados tendrás, pero sobre todo conseguirás disfrutar de la calma y la serenidad. Luego descubrirás, que no se necesita tener mucho dinero para disfrutar de la abundancia que la vida te da.

Pide a la vida lo que desees, sin dudar en tu mente, de que eso que solicitas se hará realidad; luego la vida se encargará de que se materialice, porque todo aquello que el hombre puede imaginar, eso mismo se convierte en “su realidad”.

La riqueza mental -y que posteriormente se convierte en “tú realidad”-, consiste en saber que todo lo que deseas lo obtendrás en la medida de tus necesidades y no más, porque nadie requiere más de lo que necesita.

El filósofo griego, Platón dijo: La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos.

Así que no persigas el dinero porque El Dinero no es la Meta Final, sino visualiza lo que deseas y desde lo profundo de tu ser, da por sentado, que eso que quieres ya es parte de tu vida. Nadie te lo puede quitar, porque una vez que TÚ LO HAS DECIDIDO, has alcanzado el nivel de comunicación con la “Mente Maestra”, que es la que todo provee, a todos aquellos que han captado el mensaje.

*Winston Samuel Ojeda es mexicano de nacimiento y tiene más de 30 años de experiencia impartiendo conferencias y seminarios de superación personal. Su oratoria impactante y amena, abarca temas que se relacionan con el crecimiento personal, el liderazgo, la familia y el network marketing.

Envía tus comentarios a: hola@claroquesisepuede.com